miércoles, 7 de julio de 2010

La vivienda es un derecho.

BEATRIZ GIMENO - 07/07/2010 -

Hace poco el Tribunal Constitucional alemán ha impedido a Merkel recortar algunos subsidios porque ha dictaminado que tal recorte impediría a sus receptores vivir con la dignidad mínima que garantiza su constitución. Si llevamos una cuestión semejante a nuestro tribunal constitucional lo más seguro es que a sus integrantes les diera un colapso nervioso. ¿Imaginan al constitucional español teniendo que decidir lo que significa “vivir dignamente”? Pero podríamos ponerle a prueba con algo más fácil, por ejemplo, con el derecho a una vivienda. ¿Podríamos pedirle al constitucional que nos diga qué significa que todos los españoles tengamos, según la constitución, derecho a una vivienda? Ya que Rajoy quiere constitucionalizar algo tan ideológico como el déficit, ¿por qué no cumplimos antes con los derechos que la Constitución otorga a la ciudadanía?

A estas alturas yo reconozco que, como muchos, tampoco se para qué sirve el Ministerio de la Vivienda. El único objetivo de crear una estructura de ese calibre debería ser garantizar ese derecho, pero no parece que se esfuerce mucho. El otro día leía que en Francia comienza a haber indigentes con trabajo. Es decir, personas que tienen trabajo fijo pero que al no tener vivienda viven en la calle. Personas que ganan entre 800 y 1200 euros al mes y que con ese sueldo no pueden acceder ni a un alquiler y mucho menos a una hipoteca. Pronto veremos que esa situación se puede dar aquí también.

Centrados como estamos en lo que ha supuesto la industria del ladrillo y la especulación inmobiliaria para la macroeconomía nacional (y mundial) solemos pasar por alto lo que supone para las vidas de las personas dedicar su sueldo íntegro de toda la vida a conseguir un lugar para vivir y que esto se haya convertido en el objetivo prioritario de nuestras vidas. Si hasta ahora no vemos, como en Francia, a personas con trabajo pero sin casa es porque aquí muchos vamos tirando viviendo hasta los 40 con nuestros padres/madres, volviendo a la casa materna si nos divorciamos o también porque todavía no hay muchos jubilados sin vivienda. Muchas personas con sueldos bajos van heredando los pisos modestos que sus padres compraron con mucho esfuerzo. A pesar del esfuerzo que suponía esa compra, hace años era sin embargo posible. Ahora ya no lo es. El precio de la vivienda es más de lo que una persona de clase trabajadora podrá reunir en toda su vida trabajando. Podría llegar el momento en que comenzaran a jubilarse esas personas que no han conseguido comprarse un piso. Y entonces ¿qué será de ellas?

Antes, efectivamente, la cosa no era así. Los alquileres eran baratos, se llevaban una mínima parte del sueldo y la necesidad de comprar no se vivía como perentoria. Mis abuelos, por ejemplo, eran personas muy acomodadas, tenían dinero, pero vivieron siempre de alquiler. Simplemente invertir en ladrillo no se les pasaba por la cabeza. No era una inversión, las casas eran para uno mismo y la familia. Regalaron un piso a cada hijo como regalo de boda, pero no se compraron uno para ellos mismos porque les gustaba el que habitaban, de alquiler. Mucha otra gente con sueldos muy modestos sí se empeñaban en comprar por la satisfacción de tener su casa y por poder dejársela a sus hijos. Y menos mal que lo hicieron. Todas esas viudas con pensiones de entre 400 y 600 euros que aparecen en las estadísticas como pobres invisibles estarían tiradas en la calle si no fuera porque la mayoría son propietarias de sus casas. Según las estadísticas el 87% de los mayores son dueños de pisos libres de cargas. Y esa es una de las razones por las que, a pesar de todos los intentos que se hacen para convencernos de las bondades de alquilar, comprar sigue siendo necesario; porque alquilar sólo tendría sentido si los alquileres fuesen razonables -y se tuviera la seguridad de que siempre van a ser razonables- y las pensiones también. Si no compras cuando eres joven, aunque empeñes tu vida, aunque pases la vida pagando una hipoteca que te impide vivir, cuando te jubiles ¿dónde vas a vivir? Con una pensión media de 800 euros ¿quién puede pagarse un alquiler cuando esté jubilado? Si los jóvenes, y no tan jóvenes, no compramos un piso mientras podamos (aunque no podamos realmente) ¿dónde vamos a vivir de viejos? ¿Cómo podríamos pagar un alquiler con las pensiones que vamos a cobrar?

Así que hay que comprar, pero comprar con un sueldo medio es imposible. Es obligatorio tener pareja, que ésta dure siempre, o tener unos padres que te mantienen hasta más allá de lo razonable. También es mejor no tener hijos porque el tamaño de lo que podemos comprar no da para hijos. Además, nos engañan. La vivienda no baja y la famosa ley de la oferta y la demanda que se supone que beneficia a todos, es una falacia, jamás beneficia a los pobres, lo sabemos. Cualquiera que esté buscando un piso sabe que la vivienda no ha bajado apenas y eso aunque hay miles de pisos vacíos. Los propietarios de los pisos esperarán lo que sea necesario antes que vender barato. Sin embargo desde todas las instancias posibles se nos dice que es buen momento para que compremos, para que nos endeudemos de nuevo para el resto de la vida, para que hipotequemos nuestros sueldos y nuestras vidas personales sólo para tener un sitio donde vivir; lo que debiera ser un derecho básico. Si las viviendas se pusieran a precio razonable de verdad todos los demás problemas económicos resultarían más manejables. El verdadero problema es que de un sueldo de 1000 euros hay que destinar 700 como poco sólo a tener un techo y eso implica que, cualquier pequeño vaivén económico, que uno de los miembros de la pareja se quede en paro aunque sea poco tiempo, un hijo, una bajada de sueldo, un gasto extra…se puede convertir en un drama personal de consecuencias terribles.

Teniendo casa todo es más llevadero, sin casa todo es un drama. No sé por qué no hay manifestaciones pidiendo que se cumpla un derecho básico y más importante que muchos otros, el derecho a tener una vivienda. Quizá porque, como he dicho, vamos tirando de padres vivos y de herencias. Hasta ahora nos han engañado dándonos gato por liebre y en lugar de la vivienda, nos daban crédito para que nos ahorcáramos con él, pero eso parece que se está acabando. Ya no es tanto que la gente pueda o no pueda comprarse un piso, como que nuestra vida se haya convertido en la manera de ver cómo pagamos el piso. Es el momento de pedir que el Ministerio de la Vivienda sirva para abaratar la vivienda que hay, para construir viviendas baratas o para repartir las que hay y si no sirve para eso que lo quiten y que algún partido presente un plan en el que nos explique cómo convertir en un derecho efectivo lo que está recogido en la Constitución como tal.

http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=48388


No hay comentarios: