domingo, 28 de febrero de 2010

Los británicos entonan el «bye bye».

28.02.10 - 03:12
La mayor parte de los que regresan a casa son pensionistas que han perdido poder adquisitivo.
La fuerte caída de la libra y la crisis empujan a numerosos residentes a abandonar la provincia y regresar a su país

Algunos británicos han vendido sus muebles en los mercadillos que organizan con paisano.s Jubilados regresan a Reino Unido para ayudar a sus hijos, afectados por el paro.



Llegaron a la Costa del Sol seducidos por el clima, la gastronomía, la idiosincrasia de sus gentes... y los precios. Sin embargo, aunque en todo lo demás no hay grandes cambios -salvo las lluvias de los últimos meses-, desde el punto de vista económico, Málaga, y España en general, están comenzando a perder atractivo para numerosos británicos que han hecho las maletas y han entonado el 'bye bye' definitivo.
Dos son los principales culpables del aumento de estos viajes con billete sólo de ida: la crisis y, sobre todo, la caída en picado de la libra esterlina, que roza la paridad con la moneda europea, después de que años atrás llegara a costar 1,5 euros -en el año 2000 alcanzó los 1,74-. Esto ha hecho perder a los ciudadanos de Reino Unido un 30% de su poder adquisitivo en los últimos dos años, lo que, sumado al encarecimiento de servicios y productos básicos, carburantes, impuestos y cuotas de comunidades de vecinos, pone contra las cuerdas a los residentes británicos en la provincia, en su mayoría pensionistas que eligieron Málaga para disfrutar de su jubilación con unas prestaciones revalorizadas. Y es que la Costa es uno de los destinos predilectos de estos ciudadanos para pasar la última etapa de su vida, según se desprende de un reciente estudio del Real Instituto Elcano, que concluye que más del 90% de los inmigrantes mayores de 55 años procedentes de países europeos viven en ocho provincias españolas, entre ellas Málaga y Almería.

Sin embargo, en algunos casos, la situación llega a ser tan angustiosa que se les hace imposible seguir manteniendo el nivel de vida y optan por vender su casa y retornar, como confirman una decena de inmobiliarias y empresas de mudanzas consultadas por este periódico. Aunque la fuerte depreciación de la libra -cotizaba el viernes a 1,11 euros- se encuentra detrás de muchas de estas decisiones, en otros casos es el desempleo o la quiebra de un negocio lo que les empuja a abandonar su sueño de playa, sol y naturaleza.
La mayor parte de los británicos asentados en Málaga fijaron aquí su segunda residencia, en la que pasan buena parte del año, mientras mantienen su vivienda principal en Reino Unido. En otros casos, deciden trasladarse permanentemente. Para estos, la situación es más dramática, ya que se encuentran con que no tienen propiedades en su país y necesitan vender la casa desesperadamente para volver con los suyos o para comprar algo más económico.

Inmobiliarias con trabajo

«Se van a montones». Virginia Palomino, propietaria de Palomino Properties, en Mijas, es testigo de esta tendencia a abandonar la Costa, más acentuada desde finales del año pasado. «Los británicos están deprimidos económicamente y quieren recuperar su inversión», explica esta agente inmobiliaria, que añade que también hay casos de personas mayores que se van porque sus hijos lo están pasando mal en su país a causa de la crisis y quieren ayudarles.

En Real Estate Segarra & Brateng, en Marbella, también tienen mucho trabajo últimamente. «Casi todo lo que vendemos es de británicos», explica Heidi Ch. Brateng, que puntualiza que es la primera vez que notan este fenómeno. «Cada día vienen 15 propietarios a asesorarse», dice.

En el interior la situación es similar. En el 'camping' Saydo Park de Mollina, una auténtica colonia de ingleses, un tercio de las casas prefabricadas está en venta, según afirma una empleada. Muchos de los propietarios de este 'camping' móvil, uno de los cuatros que hay en la localidad, son pensionistas que se han ido a Reino Unido sin poder descolgar el cartel de 'Se vende'. «Se conforman con no pagar el alquiler del terreno, así que si no venden la casa, la dejan aquí y se van», cuenta.

«Algunos están desesperados», explica Lola Lanza, gerente de la empresa L2M, que presta servicios de asesoramiento a la comunidad de británicos en la zona. «Los que no pueden pagar la hipoteca meten sus pertenencias en una furgoneta y se van a su país», cuenta, al tiempo que señala que hay quien ha vendido sus muebles «y hasta los enchufes de la luz» en los mercadillos que organizan entre los compatriotas.
Mudanzas a medio gas

En otro pequeño pueblo, Alcaucín, en la Axarquía, más de un tercio de la población son británicos. «Algunos se van porque ya no les compensa vivir aquí. Prefieren estar en su tierra, donde hablan su idioma y están más arropados», cuenta José Miguel Fernández, de la inmobiliaria Puente Service.

Las empresas de mudanzas especializadas en portes internacionales son también un termómetro de la situación actual. En Britannia Southern, ubicada en Mijas Costa, confirman que desde navidades están notando un incremento importante de la demanda de residentes que quieren regresar. «Los que tienen más poder adquisitivo se van a Florida o al norte de África», afirma una empleada de la firma, que realiza ocho o nueve portes al mes hacia Reino Unido, mientras que de allí apenas vienen furgonetas.

Cuando hay niños de por medio, la situación es mucho más angustiosa. A numerosas parejas jóvenes que aprovecharon los años de vacas gordas para venir a trabajar a la provincia o a abrir sus propios negocios, no les salen ahora las cuentas y, muy a su pesar, tienen que hacer las maletas y volver a emigrar, esta vez con destino a su tierra natal, como explica Concepción Myfanwy Jones, mediadora intercultural en la zona oriental de Málaga, que trabaja para la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía. «Para los niños es un verdadero problema porque durante su estancia aquí se han centrado en el idioma español y no se han preocupado de seguir aprendiendo inglés escrito, tienen una gramática deficiente y es muy probable que fracasen en los estudios. Otros, además, tienen que irse a mitad de curso», explica esta mediadora, que trabaja para la ONG Liga Malagueña de la Educación, y que ha vivido en primera persona los casos de familias que lo han pasado «verdaderamente mal», pero a los que nos les ha quedado más opción que sacar el billete de vuelta.

Para el presidente de la Federación de Asociaciones de Extranjeros de la Costa del Sol (FAECOSOL), Ricardo Bocanegra, el fenómeno de regreso de británicos no es preocupante, ya que, a su juicio, «son minoría» los que están abandonando la provincia, ya sea porque «están muy arraigados aquí» o porque «han vendido sus casas en Reino Unido y no tienen posibilidad de volver o esperan a que la cosa mejore». «En absoluto hay una desbandada», apunta.

Los datos del padrón, de momento, tampoco reflejan esta tendencia, ya que constatan un aumento continuado del número de británicos en la provincia. Así, en enero de 2009, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), había 67.582, frente a los 62.871 de un año antes. Sin embargo, los residentes son muchos más. «La mayoría de los extranjeros tienen por costumbre no empadronarse y otros se van y no se dan de baja», explica Bocanegra.

Repuntan rusos y nórdicos

Pero aunque la cifra de ingleses empadronados se incremente constantemente, lo cierto es que las inmobiliarias consultadas coinciden en que son pocos los que vienen. «No hay movimiento», dicen en una agencia de Mijas Costa. Las cifras de operaciones en el mercado de la segunda residencia avalan esta afirmación. Según José Manuel Luque, gerente de la plataforma comercial inmobiliaria Spanish Homes Network (SHN) -impulsada por el Instituto de Práctica Empresarial (IPE)- las ventas han caído un 90% desde 2006 y existe un importante 'stock' de viviendas nuevas sin vender en la Costa del Sol. Precisamente, con el objetivo de darle salida a este excedente, nació a finales del pasado año SHN (www.spanishhomesnetwork.com), que cuenta con el apoyo de la Junta de Andalucía para dar salida a unos 18.000 inmuebles nuevos en la costa andaluza, 60.000 en toda España. Para ello, ofrece a los clientes potenciales «seguridad jurídica» con la que busca mejorar la imagen «muy deteriorada» que tiene el sector inmobiliario en el exterior, según Luque, que explica que ante la pérdida de fuerza del mercado británico, que representa el 57% de la compra de viviendas de segunda residencia -según el Colegio de Registradores de la Propiedad-, comienzan a despuntar los rusos y los nórdicos. «Pero no podemos renunciar a los británicos, que suponen mucho capital»», advierte.


http://www.diariosur.es/v/20100228/malaga/britanicos-entonan-20100228.html

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